Los hispanos, que son el 14,2 por ciento de la población de Estados Unidos y el 9 por ciento del contingente militar, han sufrido el 10,4 por ciento del total de las bajas que se han registrado en los siete años y medio de contienda, según datos del Pentágono.
Hasta la fecha han muerto en esa campaña unos 4.300 soldados y más de 30.000 han sufrido heridas que los incapacitaron para el combate.
El 30 por ciento de los soldados que han regresado de Irak sufre problemas mentales graves después de haber presenciado muertes, mutilaciones, combates y la tensión constante de una zona de guerra.
Un estudio de la revista Military Medicine determinó que el 62 por ciento de los soldados retornados ha recibido o requiere terapia psicológica, el 6 por ciento muestra el síndrome de estrés postraumático y el 27 por ciento ha caído en el abuso de alcohol.
"Todos estos problemas del retorno, de la reinserción en el medio familiar y de la reintegración a la comunidad, al trabajo, se hacen más difíciles para muchos soldados latinos", dijo a Efe Wadelle McGee, presidente de la Sociedad de Veteranos Hispanos.
Los trámites para la obtención de asistencia social, médica y psicológica del Departamento de Asuntos de Veteranos son complicados "y muchas de estas familias no hablan inglés, por lo cual nosotros trabajamos para ayudarles con los papeles, con la burocracia", dijo.
En las Fuerzas Armadas de Estados Unidos prestan servicio unos 70.000 inmigrantes, de los cuales alrededor de 40.000 no son ciudadanos estadounidenses.
Cada año unos 8.000 hombres y mujeres que no son ciudadanos de EE.UU. ingresan a las filas militares.
Desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 el gobierno de Estados Unidos ha ofrecido incentivos para que jóvenes inmigrantes se sumen al servicio militar, y el mayor ha sido la aceleración de trámites para la obtención de ciudadanía.
Los programas benefician solamente a extranjeros que sean residentes legales en Estados Unidos, no a los inmigrantes indocumentados, aunque durante los períodos en los cuales el conflicto de Irak fue más intenso, hubo debates públicos acerca de la conveniencia de ofrecer la legalización a inmigrantes a condición de su servicio militar.
Los programas dieron origen a la expresión "green card soldiers", en una referencia a la "tarjeta verde" o documento de residencia legal permanente, y a los jóvenes que se presentaron como voluntarios para el servicio castrense, supuestamente, motivados por la promesa de ciudadanía.
Decenas de miles de extranjeros han obtenido la ciudadanía para sí mismos y con ello han abierto la posibilidad de obtenerla para sus familiares inmediatos, mediante el servicio militar.
La abogada Maribel Piza explicó a Efe que si el trámite se efectúa mientras el inmigrante todavía está en servicio militar, en general concluye con ceremonias de naturalización como las que se han realizado en Irak, en Afganistán, en portaaviones y en bases en todo EE.UU.
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