Wednesday, September 8, 2010



La NASA ha informado hoy de que se aproximan dos asteroides a la Tierra, que pasarán este miércoles cerca de nuestro planeta a una distancia similar a la que se encuentra la Luna. La agencia espacial ha aclarado tras examinar su trayectoria que no hay peligro de choque.
El profesor José María Madiedo, Titular de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Huelva, explica a RTVE.es que aunque "no es habitual" que dos asteroides pasen a una distancia tan cercana a nuestro planeta, "los programas de seguimiento cada vez detectan más objetos de este tipo, algo importante para catalogar las rocas que podrían suponer un peligro para nuestro planeta".
El telescopio Catalina Sky Survey (CSS), situado en las montañas de Santa Catalina (Arizona) descubrió los dos objetos el domingo. Después se examinaron los datos captados por el telescopio para determinar sus órbitas y la distancia a la que se encontraban.
Si la NASA ya ha dado la trayectoria, podemos estar tranquilos
"Si la NASA ya ha dado la trayectoria, podemos estar tranquilos", asegura Madiedo, que explica que el problema que existe con estos objetos es que al no emitir luz no se suelen detectar hasta "que no están prácticamente encima".
Los científicos concluyeron que los dos asteroides pasarán hoy miércoles a una distancia similar a la que se encuentra la Luna de la Tierra, unos 386.241 kilómetros y debido a su proximidad podrán ser visibles con telescopios de aficionado.
Se calcula que el asteroide 2010 RX30, que tiene unas dimensiones de entre 9 y 19 metros, pasará a 247.838 kilómetros de la Tierra a las 11:51 hora peninsular.
Mientras el segundo objeto, denominado RF12 2010, con un tamaño de entre 6 y 14 metros pasará aproximadamente a 78.000 kilómetros a las 23:12 horas.

En el peor de los casos...

Madiedo explica que una roca como la más grande de las dos, de 20 metros como máximo, en el peor de los casos, "sólo provocaría rotura de cristales, un gran estruendo y poco más si cayese sobre un núcleo habitado".
Sólo provocaría rotura de cristales y poco más si cayese sobre un nucleo habitado
El experto aclara que esto sucede gracias a la atmósfera "que nos blinda una protección que hace que la roca no choque en todo su tamaño contra el suelo, si no que se desintegre antes".
El profesor recuerda un caso más grave que se produjo en 1908 en Tunguska, Siberia, donde impactaron los restos de un asteroide de unos 60 metros de diámetro provocando graves daños en la zona.

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