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Prensa Asociada
Una estudiante de criminología de 20 años es la nueva jefa de policía en una peligrosa área fronteriza en la que el cuartel policial fue baleado, funcionarios públicos han sido asesinados y muchos agentes se han ido.
Marisol Valles García, que finalizó sus estudios y está escribiendo su tesis, prestó juramento el miércoles para traer la ley y el orden a este pueblo ubicado al este de Ciudad Juárez y habitado por unas 8.500 personas, alguna vez una agrupación de tranquilas comunidades agrarias hasta que el cártel de Sinaloa y el de Juárez comenzaron a enfrentarse por el control de su única carretera.
La pequeña pero enérgica Valles García dice que quiere cambiar las cosas con una mezcla especial de vigilancia comunitaria efectuada por sus 12 agentes.
"Mi gente está allá afuera, yendo de puerta en puerta, buscando delincuentes y, donde no hay, tratando de enseñar valores a las familias", dijo antes de su presentación el miércoles.
Sea considerada valiente o temeraria, su decisión ciertamente indica lo desesperada que se ha vuelto la situación en el Valle de Juárez, un lucrativo corredor de narcotráfico paralelo a la frontera con Texas.
Los residentes locales dicen que los cárteles de las drogas toman control del pueblo por las noches, recorriendo las calles en caravanas de camionetas deportivas y pickups, con fusiles automáticos e incluso de calibre .50. El vicealcalde del vecino El Porvenir y el alcalde de Distrito Bravos fueron asesinados recientemente después de haberse refugiado en Ciudad Juárez.
Aunque los hoyos dejados por las balas en el cuartel policial de Praxedis han sido cubiertos con pintura, los edificios de la policía en otros pueblos del valle siguen vacíos, con ventanas rotas y pocas señales de vida.
En los últimos meses, soldados y policías federales se hicieron cargo de las patrullas, pero se limitan principalmente al camino principal, temerosos de aventurarse en caminos sin pavimentar desconocidos que se adentran en el valle y son transitados por narcotraficantes.
"Esperamos que no sea un acto de temeridad" el de Valles García, dice Miguel Serra, un profesor que se especializa en servicios policiales mexicanos en el Instituto Tecnológico Autónomo de México.
"Mientras no tenga una solución general (el problema del narcotráfico), va a ser necesario que las policías municipales sean sustituidas por los policías estatales y federales", agregó.
El presidente Felipe Calderón ha reconocido el problema que enfrentan las fuerzas policiales locales, cuyos agentes ganan apenas 4.000 pesos mensuales (300 dólares) como promedio.
En algunas ciudades, fuerzas municipales enteras han sido despedidas o arrestadas por cooperar con los cárteles, y las autoridades dicen que los bajos sueldos y el pobre armamento los hacen ineficaces.
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