Wednesday, October 20, 2010


Por MANUEL A. VEGA
Sonia Martínez quien casi le corta el pene a su marido por los maltratos
HATO MAYOR.- “Duré casi siete años, aguantando golpes y hasta puñaladas, para no contarle nada a un hijo que tengo que es boxeador y a mi madre, pero de ese hombre recibí hasta puñaladas que han marcado mi cuerpo para siempre”, reveló Sonia Martínez Romero, la mujer que hirió con un cuchillo en el pene a su marido en Hato Mayor y que se desnudó ante la jueza y abogados para demostrar era maltratada.

Al mostrar su cuerpo la realidad quedó al desnudo y la  juez de la instrucción Rosemary Peña Rosario, solo cantó visitas periódicas a firmar al tribunal cada 15 días, como medida de coerción.

Mientras que se le conocerá una medida de coerción a Nolasco Vilorio por maltrato físico contra su mujer, este miércoles.

Martínez Romero se desnudó ante las autoridades, porque mientras se conocía la medida de coerción, el hombre del pene cortado, reveló que nunca había maltratado a su mujer y que ese era un argumento para evadir los celos.

La joven que se dedica a la tapicería y la costura, mostró golpes que le producía su concubino, a quien tuvo que darle una lección el pasado domingo, provocándole una herida que casi le lleva de tajo su miembro viril.

Dijo que duró siete años aguantando trompadas, pelas a planazos de machetes y puyones de cuchillos en su cuerpo, para evitar familiares y especialmente su hijo Leo Martínez que es boxeador llegara a saber de los abusos a que era sometida por estar tranquila.

Mostró hematomas y cicatrices en distintas parte de su anatomía, que aparentemente había hecho su marido mientras la sometía a torturas.

Explicó que Nolasco Vilorio entró en celo con un dirigente comunitario conocido como Domingo Vilorio, fundador del barrio Villa Vilorio, donde ocurrió el corte de pene, razón que la obligó a casi no salir de su hogar.

“Yo vivía en una prisión en mi propia casa, me negaba a hablar con las vecinas, no podía saludar a ningún hombre, porque desde que estábamos solo me entraba a trompada y me puyaba con  cuchillos y navajas”, reiteró la sufrida mujer, que recobró su libertad después que tuvo que desnudarse para demostrar a la juez de instrucción que era maltratada.

Tras su relatos a la juez Rosemary Peña Rosario y los abogados presentes mientras se conocía una medida de coerción en su contra, la  mulata fue dejada en libertad, lo que alegró a casi todo el pueblo de Hato Mayor, que condenó los atropellos a que era sometida la humilde mujer.

La mujer no mostró arrepentimiento, aunque dijo que sigue amando a su hombre, pero pidió ayuda a Dios para no volver con él.

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