La escenografía, así como los bailes y la música de In The Heights hacen de este trabajo uno sobresaliente.
(Primera Hora / Luis Alcalá del Olmo)
Mariela Fullana Acosta / Primera Hora
Fue un momento de disfrute, de contemplar en silencio lo que tanto había soñado.
El actor de ascendencia puertorriqueña Lin Manuel Miranda no pudo evitar emocionarse el martes en la noche, luego de concluir la primera función del musical In The Heights, que se llevó a cabo a casa llena en la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes de San Juan.
Tras finalizar el musical, el elenco de la pieza salió para agradecer al público, como es la costumbre, siendo el último en aparecer Lin Manuel Miranda, quien abrazado a la bandera puertorriqueña no podía parar de sonreír. Con sus ojos inundados, el artista recibió una ovación de dos minutos por parte de la audiencia que no paraba de vitorearlo.
“Muchas gracias por todo, esto es un sueño. ¡Gracias, gracias!”, exclamó el joven, quien agregó que quería devolverle algo a la Isla, por lo que a la salida del teatro había personal del musical recogiendo donativos para el Instituto de la Familia de Puerto Rico.
“Su donación ayudará a los dos lados de la Isla, a los de aquí y a los de Nueva York”, expresó quien no paraba de agradecer al público por el respaldo.
Y es que ciertamente la producción In The Heights logró conquistar al público desde su inicio con una historia bien narrada, coreografiada y con un buen repertorio musical.
La escenografía simulando el barrio de Washington Heights, donde se desarrolla la trama, invitaba a adentrarse en el contexto de la pieza desde su arranque. Nada sobraba en el escenario, sino que todo tenía un propósito. Desde la bodega donde labora el personaje protagónico de “Usnavi”, a cargo de Lin Manuel Miranda, hasta la peluquería de la esquina y Rosario's, una compañía de servicio de transportación, todo contaba con el más mínimo detalle que le agregaba realismo y dinamismo a la producción.
Los actores y actrices, así como los bailarines, también estuvieron impecables. Pero ciertamente el personaje que más se destacó sobre el escenario fue el de “Usnavi”, interpretado por Lin Manuel Miranda.
La comicidad del artista, así como su habilidad en el spoken word, hicieron de su interpretación una de las favoritas de la audiencia, a juzgar por los aplausos.
Pero sobre todas las cosas, el trabajo de Lin Manuel Miranda está impregnado de mucha verdad. No es difícil creerle lo que dice, lo que hace, cómo se mueve, porque su personaje está trabajado desde adentro y eso se percibe.
In The Heights, que inició a las 8:00 de la noche y que duró tres horas (contando los 15 minutos de intermedio), narra la historia de una comunidad, en su mayoría latina, al borde del cambio, llena de esperanzas, sueños y presiones, donde el gran dilema podría ser qué tradiciones llevar y cuáles dejar atrás.
Es la historia de “Usnavi”, un joven que sueña con conocer la República Dominicana, la tierra de sus padres ya fallecidos, mientras vende el “mejor café” del barrio y piensa en “Vanessa”, una chica que trabaja en el salón de belleza de la esquina y quien quiere mudarse de su comunidad.
Es “Abuela Claudia”, la matriarca, una mujer cubana quien ha visto el desarrollo de su entorno y cuya vida cambia con un boleto de la lotería.
También es la vida de “Nina”, la hija de una pareja puertorriqueña, quien logra estudiar en la universidad de Standford.
Es con la historia de ellos y de otros personajes que se va hilvanando el musical, en el que no faltan personajes como el piragüero y el grafitero, que le agregan color y sabor a la pieza.
In The Heights se podría describir como una versión moderna de West Side Story, con la diferencia de que éstos son los hijos de los inmigrantes, los que perciben el barrio como un espacio de pertenencia, como su hogar.
La música de la producción también trabaja de forma excelente con la hibridez cultural que se da en Washington Heights, a través de una mezcla entre hip hop, salsa y otros sonidos latinos. También se observa en las coreografías, en las que se baile hip hop a la vez que se dan pasos de salsa y, por su- puesto, en el spanglish.
El público ciertamente se gozó cada baile y reaccionó a los chistes en los que se hacen referencias de Puerto Rico o se utiliza alguna jerga local o caribeña.
También hubo personas en la audiencia que se identificaron con la trama porque en algún momento vivieron en Nueva York.
“Me acuerdo de aquello, todo el mundo con su sueño, pensando en ganarse la Loto... It's not an easy life”, dijo un hombre a una pareja durante el intermedio. Y es que ciertamente, la vida no será fácil en el barrio, pero en la versión de In The Heights ese espacio se hace presente para brillar.
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