Rescate de mineros en Chile avanza con éxito notable
Mario Sepúlveda, el segundo rescatado de la mina, salió con buen humor. (AP)
Agencias de Noticias
Un tercer minero emergió la madrugada del miércoles desde las entrañas de una mina, en la mayor operación de rescate desde cientos metros de profundidad y aún esperan 30 hombres que han estado más de dos meses atrapados en el yacimiento de cobre y oro.
El minero Juan Illanes Palma, de 52, casado y con un hijo, salió de la jaula metálica y como sus dos predecesores, recibió del equipo médico lentes oscuros para evitar daño a su vista en medio de las luces que iluminaban la plataforma de la operación de rescate nocturna y que se extenderá hasta que salga el último hombre.
Illanes, sonriente, fue recibido el presidente Sebastián Piñera y por su esposa Carmen, y se unió en largos y estrechos abrazos con miembros del equipo de rescate. Tranquilo y sonriente se encaminó hacia una camilla y llevado al hospital de campaña.
Dijo que su ascenso fue excelente, "un crucero".
El segundo en subir fue Mario Sepúlveda, de 40 años, quien fue recibido por su esposa Elvira al salir de la jaula de acero que lo izó desde 622 metros, donde se encuentra un taller, cercano al refugio donde quedaron atrapados los hombres el 5 de agosto.
Ya desde el túnel se pudo escuchar los silbidos y los vivas de Sepúlveda conocido, por su alegría.
El minero trajo consigo una bolsa con varias piedras que entregó a Piñera y a miembros del equipo de rescate.
"El casco es de mi hijo", dijo Sepúlveda al presidente, bromeando sobre el casco rojo con el que ascendió.
Luego, emocionado entonó los vivas conocidos de "chi, chi, chi le, le, le vivan los mineros de Chile".
Poco después fue colocado en una camilla, aunque como su antecesor, llegó plena forma.
Sepúlveda fue antecedido por Florencio Avalos, de 31 años, el primer minero en llegar a la superficie y quien fue recibido por su hijo Bairon y su esposa Mónica.
Aunque no estaba planeado que familiares estuvieran en la plataforma donde salen los mineros y ni siquiera que los medios pudieran observar desde lejos esa salida, Piñera dijo que accedió ante los ruegos de hijos de los mineros como Bairon, de siete años.
Además "esta operación de rescate ha sido tan maravillosa, tan limpia, tan emotiva que no había ninguna razón para no permitir que todos los ojos del mundo no pudiera seguirla. Y por eso permitimos el acceso", dijo el mandatario.
Las tres salidas fueron anunciadas con una baliza y sirenas en la llamada "clave G", por génesis o el inicio, y que ya el ministro de Salud, Jaime Mañalich, había explicado que era una señal para que los equipos médicos en la superficie se prepararan a recibir al minero.
En Copiapó, 50 kilómetros al norte, sonaron las campanas de las iglesias, bocinas de decenas de automóviles cuando salió el primer minero. La escena se repetía en otras ciudades del país.
La cápsula que los trajo de regreso volvía a descender por otro minero.
La difícil odisea en la que se sumergieron los mineros comenzó el pasado 5 de agosto, cuando un derrumbe tapó la galería, la única vía de escape que tenían los obreros, porque los dueños de la mina no cumplieron con la obligación de tener una segunda vía de salida, por lo cual están demandados.
El campamento era fiesta de aplausos y lagrimas cuando la señal de la televisora nacional retransmitía en una pantalla gigante la llegada del socavón del rescatista y la subida del primer minero.
La jaula llega en medio de la penumbra al socavón y se puede ver como los mineros, sin camisa, botas y pantalones cortos, la reciben con aplausos, de acuerdo a la transmisión de la televisora estatal.
El cuarto en salir será el boliviano Carlos Mamani, casado y con quien tiene una hija de cuatro meses. Su mujer, Verónica Quispe, ha mostrado orgullosa las cartas de amor que le enviaba su esposo. Mamani sólo llevaba cinco días trabajando en el socavón, invitado por su suegro, quien es conductor de camiones de agua y ha dicho que alcanzó a huir del derrumbe.
Posteriormente serán izados un grupo de 10 mineros más débiles porque presentan enfermedades como hipertensión, diabetes, afección respiratoria e infecciones bucales y a la piel.
El rescate de los mineros muestra la excelencia de la ingeniería chilena, que con la cooperación de firmas internacionales, venció la dura roca del cerro donde está la mina San José, 850 kilómetros al norte de Santiago, en lo que fue una tarea titánica, que de paso marcó un récord al sacar a la superficie a los trabajadores que más tiempo han permanecido a 700 metros de profundidad.
Los mineros subirán en una cápsula de acero especialmente diseñada por la armada, de 53 centímetros de diámetro, 400 kilos de peso, pintada en blanco, azul y rojo, los colores de la bandera chilena. En su interior lleva al menos tres tanques de aire comprimido, con 40% de oxígeno y 60% de nitrógeno y una cámara enfocada a la cara de su ocupante.
La jaula, bautizada como Fénix, llega a un taller, a 622 metros de profundidad, y al que los mineros tienen acceso desde el refugio o salón de comidas donde quedaron atrapados. Desde el taller, que esta a menor profundidad que el refugio, los mineros pueden desplazarse por un corredor de unos 360 metros de largo.
El miércoles llegará el presidente boliviano, Evo Morales, para visitar a su compatriota Mamani, el único extranjero del grupo.
Tras quedar atrapados los mineros pasaron 17 días antes de que se supiera que los estaban vivos, luego que una sonda realizó un angosto túnel hasta el fondo del socavón.
Los trabajadores se comunicaron con los rescatistas antes que los expertos lo hicieran con ellos: amarraron a una de las barras de la sonda un mensaje escrito con grandes letras rojas que decía "Estamos bien en el refugio, los 33".
Habían sobrevivido porque racionaron unas pocas latas de pescado en conserva y leche y comieron cada 48 horas un par de cucharadas de comida y unos sorbos de leche.
Las labores de rescate se iniciaron al día siguiente del accidente, pero un nuevo derrumbe terminó con la posibilidad de sacar a los mineros por los ductos de ventilación.
Poco antes de llegar a la superficie los mineros deberán ponerse unos anteojos para protegerse los ojos, ya que llevan dos meses con luz artificial.
Los mineros serán revisados exhaustivamente y estabilizados en un área montada cerca de la mina. Luego, pasarán a un hospital de campaña y enseguida se reunirán con un par de familiares. Esta fase duraría dos o tres horas. Más tarde serán trasladados al hospital de Copiapó, a 50 kilómetros al oeste, donde estarán otras 48 horas antes de ser dados de alta y regresar, por fin, a sus hogares.
En torno a la mina creció una verdadera ciudadela de carpas y casas rodantes, decenas de antenas parabólicas y equipos de televisión. Además de unos 400 familiares, en el llamado Campamento Esperanza, se reunieron unos 2,000 periodistas extranjeros, de todos los continentes.
habló del Plan B y la célebre Schramm T-130.
En Copiapó se transmitía la salida de los mineros por dos pantallas gigantes. Y para el fin de semana se preparan celebraciones masivas, según anticipó el alcalde Maglio Ciccardini.
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