Monday, December 13, 2010





A menudo nosotros que nos dedicamos a dar seguimiento a los eventos y las noticias más importantes dentro y fuera de nuestra comunidad, se nos suelen presentar muchos tipos de situaciones y muchas de las ocasiones gracias a Dios podemos enfrentarlas o resolver satisfactoriamente el problema. Este articulo está dedicado a cada dueño de un centro nocturno, oigan bien a todos aquellos que han perdido el respeto por sus clientes en todos los sentidos; desde los precios abusivos que cobran no solo por las entradas, si no también por los servicios, pues cuando entras encuentras en cada mesa una nota donde descaradamente exigen un consumo con una cifra determinada por ellos, pero ya los veré pedir cacao, pues no conforme con esto se olvidan de que a una disco va todo tipo de personas con diferentes bases morales, pues los jovencitos que visitan esos centros no tienen ningún miramiento ni respeto por absolutamente nadie; ofreciendo un espectáculo digno de una película porno, como pueden apreciar en la foto que lleva este articulo el pudor se fue al mismísimo carajo, pero la ética de los dueños mucho mas, pues solo piensan en hacer dinero olvidando que también a estos lugares acuden personas con cierto nivel de recato y que al observar este tipo de comportamiento se van del lugar y simplemente no vuelven; porque no es solo el show que los jóvenes hacen es que también abarcan prácticamente cada espacio que ellos consideren disponible para hacer su perreo, porque así  es como ellos le llaman y ciertamente es lo que parecen. Ojo a los dueños de negocios no solo con estos carajitos; si no también bajen sus tarifas pues cada dia habrá menos personas en sus negocios; bueno concluyo con la maravillosa idea de ver como hago para poner una cadena de colmadones en la ciudad que nunca duerme y invito un par de bachateros a que me hagan coro, porque para colmo vienen los artistas y se van con una mano adelante y otra detrás, piénsenlo y hay los dejos; como dijera el célebre Chapulin Colorado no contaban con mi astucia, pónganse las pilas y vigilen que sus discotecas sean un lugar de diversión no un lugar de corrupción. Me despido diciendo que poco me importa el que se ofenda.

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