Wednesday, November 3, 2010



Un trabajador de la Empresa Áreas Verdes resultó ser la persona que el 15 de octubre protagonizó el alevoso crimen de la ciudadana dominicana, Sonia Rodríguez Polanco. Dieciocho días después, y cuando los restos de la malograda mujer estaban a punto de viajar de regreso a su país de origen, la Sección de Investigaciones Policiales (SIP) de Carabineros consiguió aclarar el brutal hecho de sangre y detener al autor, identificado como Domingo Jaime Mansilla Contreras, de 37 años.
Ayer, durante el control de detención, se conocieron nuevos antecedentes de este caso, de gran impacto en la opinión pública, y que dejan al descubierto algunos rasgos sicópatas del autor, quien fue enviado a cumplir prisión preventiva a la cárcel de Punta Arenas. Por ejemplo, que después de saber que la estaban velando en una parroquia del Barrio 18 de Septiembre, le dijo a su madre que iría a ese lugar, a ver cómo le habían dejado la cara a la mujer.
De esa forma, ayer se cumplió una premisa de la policía que dice que siempre el homicida vuelve al lugar del crimen. Mansilla lo hizo. Y como si no tuviera nada que ver con el horrendo homicidio ingresó al velatorio. Permaneció varias horas en el lugar, llegó alrededor de las 10.30 horas y permaneció hasta las 15.30 horas, lo cual despertó las sospechas de las amigas de la víctima. Sobre todo por la forma en que se comportaba y la actitud nerviosa que mostraba. Las extranjeras se contactaron con la SIP de Carabineros e informaron de la presencia de este sujeto.
Cuando la policía llegó el hombre intentó darse a la fuga. Le controlaron la identidad y más tarde, en el cuartel de Carabineros, confesó su horrendo crimen.
Fueron 92 puñaladas
Ese viernes 15 de octubre Mansilla no fue a trabajar. Pero alrededor de las 10.30 horas tomó contacto telefónico con la dominicana, concertando una cita. Aunque primero declaró que pasaba por Gaspar Marín y la mujer lo hizo ingresar al domicilio. Esto lo descartó la policía porque tienen el registro de una llamada que el imputado hizo desde un teléfono público del Consultorio 18 de Septiembre.
Según los antecedentes que el fiscal Eugenio Campos Lucero reveló al momento de formalizar a Mansilla, por el delito de “homicidio calificado obrando a traición y sobreseguro”, el sujeto confesó que la apuñaló porque no tenía dinero para cancelarle el servicio sexual. Esto habría despertado la ira de la mujer que fue a la cocina, tomó un cuchillo y se lo puso en el cuello, según versión del único testigo de los hechos, el propio imputado.
“Yo estaba parado al lado de la ventana del comedor cuando le quité el cuchillo, tipo cocinero, y le corté un seno”, le declaró Mansilla al fiscal y a la policía. “Comenzó a insultarme y empecé a darle puntazos con el cuchillo por todas partes”, agregó.
Añade que “cayó al suelo y le pasé el cuchillo por la espalda, la cara y le pegué por todos lados hasta que quedó tirada en el suelo y no gritaba”. El informe de autopsia del Servicio Médico Legal, del 25 de octubre, revela que fueron 92 heridas cortopunzantes que presentaba el cuerpo de la víctima, una mujer de un metro 59 centímetros de estatura y 73 kilos de peso.
Lavó el arma
Actuando con total sangre fría, el sujeto dijo que al ver que le saltó sangre fue al baño de la casa de la víctima y se lavó. Lo mismo hizo con el cuchillo que pasó por cloro y se lo guardó en el cinturón. “Miré para todos lados y como había poca gente salí corriendo hasta Martínez de Aldunate y luego me fui a mi casa”, manifestó. El cuchillo lo guardó en la cocina y cuando llegó a su casa su madre le preguntó por qué había lavado su ropa. Él le respondió que estaba sucia.
“Después, el domingo, vi en el Diario El Pingüino que la misma mujer que me había puesto el cuchillo en el cuello estaba muerta”, confesó a la SIP el imputado.
De ahí pasó el tiempo. Nunca mostró arrepentimiento y continuó desarrollando sus actividades normales, hasta el lunes que vio en la televisión que a Sonia Rodríguez la estaban velando en la capilla de Santo Cura de Ars y hasta ese lugar llegó.
El abogado defensor, José Miguel Navarrete, trató de declarar ilegal la detención de su defendido, pero no lo consiguió. Tampoco logró que lo dejaran libre. Para el cierre de la investigación se fijó un plazo de tres meses. Agencias de Noticias

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